Compañía


Compañía

¿Por qué le gusta tanto leer a Aurora? A veces se lo preguntan. A veces se lo pregunta. Es una apasionada lectora. No llama la atención a su familia, o a sus compañeras de trabajo por el tiempo que le dedica (tiene que buscar ratitos perdidos, horas robadas), ni por el número de libros al mes, que casi nunca pasa de uno.

No, es la pasión. Tiene que ver con la intensidad, con ese secreto que oculta. Acaba el libro, lo cierra, y mantiene la mirada fija en el suelo, pero en realidad, no ve las pequeñas juntas de las baldosas, ni la esquina con el tiesto y la araucaria. Apenas se atreve a tocar de nuevo la portada. Hay alguien que ha sido capaz de escribir esto, piensa; alguien en el mundo comparte lo que yo siento, alguien ha puesto palabras a esas emociones que antes creía que sólo yo sentiría. Esto es un milagro–dice, y siente deseos de iniciar de nuevo la lectura de la novela, desde la página cero, pero no se atreve. No sabe si quiere, en realidad, hay otros libros que la esperan y quiere saltar a ellos-. Alguien, en el otro lado del mundo, en otro idioma, ha sido capaz de comprender lo que yo siento. Esto es un milagro. No estoy sola, no soy rara. Hay alguien, un desconocido, que me comprende.

Espido Freire

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